Reconozco que su trama me ha parecido brillante y sus personajes, lo más. A lo mejor es porque las historias de “golpes” maestros siempre han sido mi debilidad, tanto en cine como en literatura. Lo mejor de esta novela es que el grupo que pretende llevar a cabo el robo de una talla de Alonso Berruguete, el martirio de San Sebastian, en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid a través del alcantarillado de la ciudad es irreverente a más no poder, aunque todos ellos cercanos, puede que porque los diálogos que se establecen entre ellos tengan altas dosis de inteligencia, soltura y sentido común: desde una cabeza pensante denominada “El espantapájaros”, hasta sus compañeros de faena: un pocero, un sicario y un exminero. Y digo que este grupo “pretende” llevar a cabo un robo porque luego todo se tuerce y los acontecimientos que se generan es digno de ser leído.
Luego está la parte policial, que tiene que resolver Sara Robles, la encargada de la investigación, que no deja indiferente a nadie, sobre todo porque su adicción al sexo le da más que un problema.
En definitiva, una muy buena novela de intriga que no deberíais perderos. Os lo digo de buena tinta.
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