Tras el rotundo éxito de “El manuscrito de piedra”, del que
ya ha pasado más de una década, me contaron, de buena tinta, que tenía que leer
a Luis García Jambrina. No en vano, es doctor en Filología Hispánica y ejerce
como profesor titular de Literatura Española en la Universidad de Salamanca,
del mismo modo que también es director de la revista Cuadernos de la Cátedra
Miguel de Unamuno y ha desempeñado el rol de director de los encuentros de
Escritores y críticos de las Letras Españolas en Verines desde 1999, por eso,
al ver que ha publicado una novela que gira en torno a uno de mis escritores
favoritos, no he podido resistirme.
En el crudo diciembre de 1905, el tranquilo municipio de
Boada en Salamanca se ve sacudido por un violento suceso: el apuñalamiento del
poderoso propietario de tierras y cacique local, Enrique Maldonado. La pluma de
García Jambrina nos transporta a este intrigante escenario, donde Miguel de
Unamuno, ya enardecido por un artículo denunciando las penosas condiciones de
vida de los campesinos que se han convertido en los principales sospechosos, decide
adentrarse en una investigación en la que contará con la ayuda del abogado
defensor de los acusados y de Teresa Maragall, una enigmática anarquista.
La trama se complica con nuevos cadáveres, cuestionando
lealtades y enfrentando a Unamuno con el poder y sus maquinaciones, poniendo en
riesgo no solo vidas ajenas, sino también la suya propia. Su conciencia y su
ética chocará de frente con el poder, sus maquinaciones y su insidia,
entorpeciendo las investigaciones y poniendo en jaque muchas vidas, incluida la
suya.
Con maestría, García Jambrina pinta un retrato humano y
comprometido de Unamuno, explorando temas contemporáneos como la despoblación
rural, un eco de la España actual. El autor crea un detective genuino, convincente y muy peculiar, entrelazando la
esencia de la novela detectivesca clásica con la cruda realidad de la novela
negra social. El resultado es un relato impregnado de guiños literarios y perspicaz
ironía.
Cabe destacar que los asesinatos narrados son ficticios,
aunque el primero se inspira en un suceso ocurrido en Matilla de los Caños del
Río, un pueblo vecino, un cuarto de siglo antes de lo acontecido en Boada.
Ambos eventos se entrelazan con la situación económica y social del campo
salmantino en ese período, proyectando sombras sobre el paisaje histórico de la
región.
Por lo tanto, os insto a sumergiros en las páginas de este emocionante thriller, donde la intriga se presenta como compañera fiel y el disfrute está asegurado. Sin embargo, más allá de la trama cautivadora, lo que distingue a esta obra es la minuciosa descripción y documentación del marco histórico que sirve como telón de fondo. Cada detalle está meticulosamente capturado, con una autenticidad que enriquece la lectura. La ambientación, en particular, merece destacarse como un logro notable. Cada escenario se recrea con maestría, sumergiendo al lector en la atmósfera única de la época. La cuidada atención a los detalles históricos no solo añade profundidad, sino que también enriquece la comprensión del contexto social, político y económico de aquel tiempo.
Así que, no solo encontraréis un emocionante viaje lleno de suspenso, sino también una inmersión en un período histórico vívidamente retratado. Esta combinación de trama absorbente y contexto ricamente documentado hace de esta obra una lectura que va más allá del simple entretenimiento, ofreciendo una experiencia literaria enriquecedora.